Práctica 10. La educación en 2050. ChatGPT

Al margen del fuego: Lengua en tiempos del Pan Demonium



Ya nadie enseña desde una tarima.
Desde que el Pan Demonium se alzó del olvido y la levadura corrompió las palabras, las aulas de Lengua Castellana y Literatura se replegaron a refugios secretos: bibliotecas subterráneas, despensas encantadas, viejas panaderías convertidas en fortines del lenguaje.
Porque las palabras, como el pan, fermentan. Y cuando lo hacen en la oscuridad, pueden despertar cosas que es mejor no nombrar.

Alma es aprendiz de Palabra Vívora, una de las últimas escuelas que resisten en el Reino Cebolla. No estudia la lengua en libros impresos (demasiado arriesgado; los zombipanes los huelen). Aprende a través de recitados susurrados, códices cocinados con tinta de cebolla negra y relatos que se esconden en platos ancestrales.
La sintaxis se traza con cuchillos. La poesía, se hornea. Cada texto es un hechizo, cada figura literaria, una trampa contra la miga podrida.

Ese día, Alma y su grupo estudian a Quevedo, pero no lo hacen leyendo: reconstruyen sus sátiras en versos escupidos sobre masas que deben levitar en el horno sin corromperse. El sarcasmo de la Edad de Oro es la mejor defensa contra el contagio literal: las palabras sin sentido o mal conjugadas son presa fácil del Pan Demonium, que infecta los textos mal construidos y los convierte en armas de confusión.

Los zombipanes temen la coherencia.
Odian la metáfora bien horneada.
Detestan el subjuntivo.

Por eso, cada clase es un campo de entrenamiento. Los estudiantes aprenden a lanzar versos como dagas, a declamar con ritmo endecasílabo mientras corren entre encimeras. Estudian literatura medieval con antorchas encendidas, descubriendo en los cantares de gesta fórmulas para conjurar hordas hambrientas.
"¡Non fuyades, cobardes y viles criatures de harina! Que un soneto os partirá en dos..." —grita Alma mientras recita a Lope en medio del asalto.

El docente, Maestro Garbanzo, lleva una boina de hierro y un diccionario que también es escudo. Corrige con pluma y lanza. Evalúa no con notas, sino con inscripciones en la Tabla del Saber Cocido, que sólo se revela al calor del horno de las verdades.

En el diario de aprendizaje, Alma escribe con tinta de cebolla:
“Hoy comprendí que un buen texto puede alimentar o matar. Que escribir es cocinar con fuego interno. Y que, en este mundo, la literatura no es un lujo... es supervivencia.”

Así sobrevive la Lengua en el año 2050 del Reino Cebolla.
Entre harina corrompida, fogones y versos.
Porque mientras quede alguien que narre, alguien que conjugue, alguien que lea...
no todo está perdido.



... ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Empezamos nuestro relato con este primer promt: Hola ChatGPT, escríbeme un relato sobre cómo será la educación en 2050:

Aula 2050: Aprender para sentir, vivir y transformar

La campana ya no suena. No porque los centros escolares se hayan quedado en silencio, sino porque en 2050, cada jornada comienza al ritmo del cuerpo y la mente. Alma se despierta suavemente con la luz regulada de su habitación-burbuja, que simula un amanecer según su biorritmo. Un susurro amable, generado por su asistente de aprendizaje personal, le da los buenos días:

—Hoy trabajaremos sobre la memoria de los árboles. ¿Preparada para conectarte con el Bosque-Red?

Alma asiente. Tiene 15 años y forma parte del programa de educación transensorial. Aprenden en conexión constante con otros estudiantes del planeta, pero también con ecosistemas, inteligencias artificiales especializadas y archivos culturales vivos. Ya no hay asignaturas separadas: todo está interconectado. Si estudian historia, lo hacen recorriendo reconstrucciones inmersivas de ciudades antiguas o entrevistando avatares generativos de personas que vivieron en otro tiempo. Si trabajan la literatura, lo hacen escribiendo y narrando relatos que luego se interpretan en mundos virtuales y físicos, con retroalimentación de lectores reales.

Su aula es un espacio vivo: una combinación de arquitectura biointeligente y tecnología sensible. Hay plantas que reaccionan a la voz, suelos que detectan niveles de concentración y paredes que cambian de color según las emociones del grupo. Cada estudiante tiene un itinerario flexible que combina retos colectivos con procesos de exploración personal. Nadie es etiquetado por sus ritmos; todos tienen tutores humanos y digitales que les acompañan según sus necesidades.

Ese día, Alma se conecta con un grupo de jóvenes de diversas zonas climáticas del planeta para analizar cómo las sequías están afectando los bosques de sus regiones. Usan modelos de simulación con IA climática, pero también entrevistan a ancianos guardianes de la sabiduría local. El aprendizaje ya no busca solo saber, sino comprender, sentir y actuar.

En 2050, las notas numéricas han desaparecido. En su lugar, cada estudiante tiene un diario de trayectorias vivas, un compendio digital-afectivo que recoge sus avances, preguntas, contribuciones y momentos de transformación. Los docentes son ahora mentores de sentido: acompañan, provocan, escuchan.

Cuando cae la tarde, Alma se conecta a su círculo de reflexión. Comparten cómo se han sentido durante la jornada. Una inteligencia emocional colectiva analiza los relatos y ofrece sugerencias para mejorar la convivencia o gestionar conflictos.

Antes de dormir, Alma añade una frase a su diario:

“Hoy comprendí que un árbol no solo da sombra. También guarda memorias que pueden enseñarnos a cuidar el futuro.”

Y así, entre la tecnología y la ternura, la educación de 2050 sigue creciendo.


Como el relato me pareció demasiado utópico y esperanzador, le pedí a ChatGPT que lo ubicara en el universo del videojuego "Overcooked 2":

Aula Culinaria 2050: Aprender entre fogones y portales

La campana no suena en la Escuela Interdimensional de Cocina del Reino Cebolla. En el año 2050, aprender a cocinar no es solo una cuestión de recetas, sino de salvar mundos... literalmente. Alma, una joven aprendiz con delantal holográfico y cuchillo de precisión cuántica, abre los ojos cuando su robot-pinche, Sazonator 3.0, la despierta con olor a curry virtual.

—¡Rápido, Alma! El portal a la cocina volcánica se abrirá en 10 minutos y el Rey Cebolla ha pedido 45 pizzas de magma fermentada. ¡Y sin que se te queme una sola!

El aula no tiene pupitres ni pizarras. Es una cocina-laberinto flotante, que cambia de forma según el reto del día: hoy será una mezcla entre un barco pirata y una discoteca intergaláctica. Cada módulo del aula flota en el espacio-tiempo y se conecta con otros mediante pasarelas, trampolines y portales que a veces funcionan… y a veces, no.

Los estudiantes aprenden entre fogones que hablan, tablas de cortar que huyen cuando se aburren y recetas que se escriben solas, pero en lenguas alienígenas. El conocimiento se adquiere a fuego lento o a presión, según la urgencia del plato o del cliente (que puede ser un dragón hambriento o un unicornio vegano).

Alma no está sola. Trabaja en equipo con otros aprendices de distintas dimensiones: un chef con tentáculos, una zanahoria con gafas y un perro que cocina mejor que la mayoría. Hoy deben coordinarse para preparar un menú completo mientras esquivan meteoritos y gestionan una cinta transportadora que cambia de velocidad cada treinta segundos.

La evaluación no se hace con notas, sino con estrellas, aplausos del Rey Cebolla y el veredicto de los clientes (algunos bastante explosivos). Cada fallo es un aprendizaje y cada éxito, una fiesta. Y cuando las cosas se descontrolan, lo más importante no es la receta, sino la cooperación: gritos, risas y caos organizado.

Al final del día, Alma anota en su Libro de Recetas Vitales:
“Hoy aprendí que el mejor ingrediente es la paciencia, y que a veces, hay que reírse cuando todo se quema.”

En el aula-cocina de Overcooked 2: Edición Académica 2050, aprender es cocinar, colaborar y sobrevivir al fuego cruzado de ingredientes y expectativas. Porque la educación del futuro también se cuece entre ollas que saltan y compañeros que no saben cortar cebolla... pero lo intentan con todo su corazón.


Igualmente, me parecía un relato demasiado alegre, así que le recordé a ChatGPT que en Overcooked 2 hay una gran amenaza: un brote de "Pan-Demonium" que amenaza con devorar toda la comida y conquistar el mundo. Además, le pedí que lo escribiera de forma más literaria y con un tono más oscuro:

Crónicas del Reino Cebolla: Aula en Llamas

Nadie recuerda el último día de calma.
Dicen que fue antes del Levadón, cuando las primeras hogazas se alzaron de las tumbas de harina y fermento, con la miga podrida y los ojos brillando como brasas. Desde entonces, la cocina dejó de ser un arte para convertirse en un campo de batalla.

En el corazón del Reino Cebolla, donde las sartenes antes cantaban y los cuchillos danzaban, ahora el acero tiembla. La Escuela Interdimensional de Cocina, último bastión del conocimiento culinario, ha sido reforzada con trampas, fuegos purificadores y campos de aroma sagrada. Porque si una sola miga infectada cae en la masa... todo está perdido.

Alma, aprendiz de Fuego y Sal, camina entre los puestos de ingredientes con pasos lentos y mirada alerta. El aula ha cambiado: ya no es el caos alegre de antaño, sino un laberinto en ruinas donde cada lección puede ser la última. Las encimeras están cubiertas de runas, las recetas vienen codificadas para evitar que el Pan Demonium las corrompa, y los hornos… los hornos rugen como bestias.

Hoy deben preparar la Sopa de Noche Eterna, un caldo ancestral capaz de repeler a los zombipan por unas horas. Alma y su escuadrón —una cebolla cyborg, un chef espectro y un perro telepático— trabajan en silencio, las órdenes flotando en hologramas rojos que parpadean con urgencia.

Pero no hay tiempo suficiente.

Un rugido sacude la cocina: los zombipanes han encontrado un portal abierto en la despensa. Caen como migajas desde el techo, goteando manteca oscura y dejando un hedor a levadura corrompida. El Rey Cebolla grita desde lo alto de su trono flotante, su corona torcida y la capa chamuscada:
—¡Defended la receta! ¡Salvad el caldo! ¡O se acabará el sabor… para siempre!

Alma no duda. Toma la cuchara sagrada y gira entre fuegos, ingredientes y gritos. Corta, salta, lanza, esquiva. A su lado, la cebolla cyborg se sacrifica en una explosión de lágrimas para cerrar la brecha del portal. El espectro invoca un tornado de especias. El perro lanza huesos encantados.

Cuando la sopa está lista, Alma la eleva entre las brasas y recita el conjuro de hervor final. Una luz dorada barre la cocina, y por un instante, el silencio vuelve. Los zombipanes se disuelven en migas inertes. La amenaza, por hoy, ha sido contenida.

Alma cae de rodillas. Tiene quemaduras en las manos y harina en el alma. Pero sonríe, levemente.
“Hoy aprendí que cocinar es resistir. Que cada receta es un conjuro. Y que mientras tengamos fuego, aún podemos vencer el olvido.”

Afuera, en los campos carbonizados, nuevos panes comienzan a levantarse. La guerra no ha terminado.
Pero en la Escuela, aún se cocina.

El relato se había desviado un poco de la esencia educativa, así que como prompt 4 le pedí que situara el relato en la asignatura de Lengua Castellana y Literatura. ¿Cómo sería en un mundo como este?:

Al margen del fuego: Lengua en tiempos del Pan Demonium

Ya nadie enseña desde una tarima.
Desde que el Pan Demonium se alzó del olvido y la levadura corrompió las palabras, las aulas de Lengua Castellana y Literatura se replegaron a refugios secretos: bibliotecas subterráneas, despensas encantadas, viejas panaderías convertidas en fortines del lenguaje.
Porque las palabras, como el pan, fermentan. Y cuando lo hacen en la oscuridad, pueden despertar cosas que es mejor no nombrar.

Alma es aprendiz de Palabra Vívora, una de las últimas escuelas que resisten en el Reino Cebolla. No estudia la lengua en libros impresos (demasiado arriesgado; los zombipanes los huelen). Aprende a través de recitados susurrados, códices cocinados con tinta de cebolla negra y relatos que se esconden en platos ancestrales.
La sintaxis se traza con cuchillos. La poesía, se hornea. Cada texto es un hechizo, cada figura literaria, una trampa contra la miga podrida.

Ese día, Alma y su grupo estudian a Quevedo, pero no lo hacen leyendo: reconstruyen sus sátiras en versos escupidos sobre masas que deben levitar en el horno sin corromperse. El sarcasmo de la Edad de Oro es la mejor defensa contra el contagio literal: las palabras sin sentido o mal conjugadas son presa fácil del Pan Demonium, que infecta los textos mal construidos y los convierte en armas de confusión.

Los zombipanes temen la coherencia.
Odian la metáfora bien horneada.
Detestan el subjuntivo.

Por eso, cada clase es un campo de entrenamiento. Los estudiantes aprenden a lanzar versos como dagas, a declamar con ritmo endecasílabo mientras corren entre encimeras. Estudian literatura medieval con antorchas encendidas, descubriendo en los cantares de gesta fórmulas para conjurar hordas hambrientas.
"¡Non fuyades, cobardes y viles criatures de harina! Que un soneto os partirá en dos..." —grita Alma mientras recita a Lope en medio del asalto.

El docente, Maestro Garbanzo, lleva una boina de hierro y un diccionario que también es escudo. Corrige con pluma y lanza. Evalúa no con notas, sino con inscripciones en la Tabla del Saber Cocido, que sólo se revela al calor del horno de las verdades.

En el diario de aprendizaje, Alma escribe con tinta de cebolla:
“Hoy comprendí que un buen texto puede alimentar o matar. Que escribir es cocinar con fuego interno. Y que, en este mundo, la literatura no es un lujo... es supervivencia.”

Así sobrevive la Lengua en el año 2050 del Reino Cebolla.
Entre harina corrompida, fogones y versos.
Porque mientras quede alguien que narre, alguien que conjugue, alguien que lea...
no todo está perdido.


Una vez que ya tenemos la versión de nuestro relato, le pedimos a ChatGPT que genere una imagen donde refleje fielmente su esencia:


Y, finalmente, una lista de las referencias que ha usado, a lo que ha respondido lo siguiente:

Ghost Town Games, & Team17. (2018). Overcooked! 2 [Videojuego]. Team17. https://www.team17.com/games/overcooked-2/  

Y si quieres citarme como creador de la narrativa original, podrías hacerlo así:

ChatGPT. (2025). Relato original: “Crónicas del Reino Cebolla: Aula en llamas” [Generado por inteligencia artificial]. OpenAI. https://chat.openai.com/ 

Referencias literarias utilizadas:

Lope de Vega. (2009). Arte nuevo de hacer comedias. Cátedra. (Obra original publicada en 1609)

Quevedo, F. de. (1993). La vida del Buscón llamado Don Pablos. Cátedra. (Obra original publicada en 1626)

Anónimo. (2011). El Cantar de Mio Cid (J. M. Blecua, Ed.). Cátedra. (Poema épico del siglo XII)

Real Academia Española. (2021). Diccionario de la lengua española (23.ª ed.). https://dle.rae.es

Estas referencias dan contexto a los fragmentos en los que:

  • Se menciona el uso del verso para la defensa ("un soneto os partirá en dos", en tono humorístico a lo Lope).

  • Se alude al sarcasmo de Quevedo como defensa contra el Pan Demonium.

  • Se recurre a la épica del Cantar de Mio Cid para "convocar" versos heroicos.

  • Se plantea la gramática y la coherencia textual como armas, en clara alusión a la norma lingüística codificada por la RAE.

 

Por último, unas preguntas:

  • ¿Conoces la herramientas de ChatGPT? ¿Qué opinas del uso de la IA en Educación? 

Sí, la conozco. Cada vez veo más potencial en el uso de IA en Educación como herramienta, aunque debemos utilizarla con cuidado.

  • ¿Ha sido difícil su uso? Comenta si te ha ayudado o te ha dificultado el trabajo.

No, su uso no me ha resultado difícil y me ha facilitado el trabajo en varias ocasiones, aunque es importante saber formular las preguntas adecuadas para obtener lo que queremos, y siempre verificar que la información que nos aporta es fiable.

  • El relato que has obtenido ¿es similar al que tú hubieras escrito?

No sé muy bien cómo habría escrito un relato sobre la educación en 2050 en un universo como el de Overcooked 2, pero  la IA me ha sorprendido, sobre todo al utilizar estructuras propias de un relato y referencias a escritores Lope de Vega o Quevedo. Sin embargo, en el último relato, hay partes que no son coherentes y no se forma una historia-relato completo, por lo que no sería similar a un relato que yo hubiera escrito. 


Para terminar esta práctica, dejo una parte del relato que me ha gustado especialmente:

Los zombipanes temen la coherencia.

Odian la metáfora bien horneada.

Detestan el subjuntivo.

Comentarios

  1. Las historias progresan muy bien. Podrían ser el próximo Harry Potter.
    Me gusta mucho la versión oscura y la imagen es increíble.
    Ghost Town Studios estaría orgulloso.

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